lunes, 8 de febrero de 2016

RETORNO A BRIDESHEAD” de Evelyn Waugh

Por: Domingo Nofuentes Hernández.

"La memoria es el perro más tonto, le tiras un palo y te devuelve cualquier cosa". Ese rotundo alegato lo ponía en boca de uno de sus personajes el escritor Ray Loriga en su novela “Tokio ya no nos quiere”, y es que según confirman algunos estudios científicos, nuestro cerebro no es ni de cerca, un notario incuestionable de la realidad, sino que, como el perro tonto y descuidado que es, recupera y nos hace ver lo que le viene en gana.
Según parece, cuando nos asalta la nostalgia, lo que solemos recordar es un pasado idealizado, una combinación de muchos recuerdos diferentes, todos integrados de forma inconsciente, y susceptibles de ser continuamente modificados bajo el inapelable influjo de nuestras expectativas, deseos, estereotipos, prejuicios y valores morales, hasta el punto que llenamos los huecos, redondeamos las aristas y a menudo hacemos que parezca lógico lo que no lo es.
Y eso es, a mi juicio, precisamente lo que parece sucederle al protagonista de la novela propuesta para ser comentada este mes en el CLUB DE LECTURA de la Biblioteca Pública del Estado en Ceuta. "Retorno a Brideshead" de Evelyn Waugh ( Londres, 1903 – Somerset, 1966 ), comienza concediendo audiencia a los recuerdos del Charles Ryder, un pintor que en esos momentos presta servicio como Oficial en el Ejército Británico en plena Segunda Guerra Mundial y que a su llegada a la enorme mansión de Brideshead, que ahora sirve de campamento a los soldados, comienza a evocar su pasado, cuando conoció a la peculiar familia Marchmain. Esas vivencias han dejado una huella imborrable en Charles, que comienza a recordar los buenos momentos que pasó allí, los años en que vivió casi poseído por el extraño hechizo que indujeron en él las personas que en ese lugar conoció, especialmente Sebastian y su hermana Julia. De ese modo, el autor, utiliza los recuerdos como motor narrativo para sustentar y propulsar el relato, arreglándoselas maravillosamente para ir esbozando ante nuestros ojos un extraordinario fresco sobre la decadente sociedad aristocrática inglesa de principios del siglo XX, repleta de convencionalismos sociales y donde las formas son todo.
La obra se halla dividida en un Prefacio, donde el autor hace una breve mención sobre las circunstancias en las que escribió la novela, seguido de un Prólogo y de tres Libros (“Et in Arcadia ego”, “Adiós a Brideshead” y “Tirando del hilo”) , concluyendo con un Epílogo llamado "Retorno a Brideshead" de donde toma nombre la obra.
A través de ese ejercicio de nostalgia que realiza el protagonista, somos testigos de su llegada a un exclusivo College en Oxford y de cómo conoce casualmente al encantador Sebastian Flyte, hijo de Lord Marchmain y con el que pronto entablará una profunda y romántica amistad que le abre las puertas de la alta sociedad británica de la época. Conoce así a los Flyte de Brideshead, una familia desestructurada y fruto de un matrimonio fallido (Lord Marchmain tras luchar en la I Guerra Mundial decide quedarse a vivir en Venecia con su amante y no volver a Brideshead con su familia), que en un principio lo acogen como un miembro más de la familia, hasta que el ferviente catolicismo y la personalidad manipuladora y obsesiva de Lady Marchmain hace que Charles se aleje brusca y definitivamente de ellos y que Sebastian, al principio alegre y fascinante, termine por caer en un alcoholismo contumaz y suicida.
En la segunda parte de la novela, con Lady Marchmain ya fallecida y Sebastian hundido en el alcohol y viviendo en Marruecos, volvemos a encontrarnos con Charles, diez años después, casado y disfrutando de cierta notoriedad como pintor. Durante una travesía en barco se vuelve a encontrar con Julia, también casada con un hombre de negocios, naciendo entonces entre ellos un pasional idilio que los conducirá a abandonar a sus respectivos cónyuges y llevará a ambos de vuelta a Brideshead, donde encuentran a un Lord Marchmain que ha vuelto allí para morir …y hasta ahí puedo leer, como diría aquel.
Esta novela, según consta en la reseña de la editorial, está incluida entre las 100 mejores novelas en habla inglesa de todos los tiempos, lo que tampoco es de extrañar, ya que está técnicamente muy bien escrita, a la manera de esa virtuosa narrativa inglesa tan devota del adjetivo preciso y de las grandiosas y elaboradas descripciones. A pesar de que a algunos de los miembros del Club de Lectura, nos ha parecido que ciertos personajes resultan algo planos, lineales y bastante arquetípicos, lo cierto es que cumplen a la perfección la función para la que fueron creados por el autor, que incluso se sirve sin subterfugios de alguno de ellos para expresar sus propias ideas acerca de la religión.
Otro personaje principal, que a pesar de no tener voz propia siempre está presente, es la mansión de Brideshead, que como alguno de los miembros del Club de Lectura llegó a dilucidar, es una enorme casa-castillo que simboliza claramente a la Iglesia como institución.
Como las grandes novelas, en ésta también podemos detectar a primera vista que trata abundantes e importantes temas; algunos sobre los que continuamente orbita la obra, como el catolicismo y la culpa, o la decadente despreocupación e hipocresía en la que vive inmersa la alta sociedad británica de entreguerras, y otros tantos, que transitan por la novela de una forma más transversal y sutil, como el tema de la homosexualidad, la falta de amor (el protagonista es un vivo ejemplo de ello), el matrimonio, la amistad, la búsqueda de la felicidad, etc.
Mención aparte a destacar en esta novela es tambien el punto de vista narrativo que ha escogido el autor para contarnos la historia. A pesar de que nos la cuenta desde la perspectiva íntima de Charles y desde la distancia que impone el pasado, se las ingenia a la perfección para ofrecernos continuamente los diferentes puntos de vista que corresponden a los personajes principales (Sebastian, Julia, Cordelia…), aportando así más empaque a los hechos que conforman la ficción, aunque en alguna ocasión se vea obligado a recurrir a la intervención de diálogos o advenimientos epistolares para desarrollar algo más la acción.
A pesar de ser una novela impregnada de un aire nostálgico de principio a fin, de ser una continua añoranza del pasado, es a mi modo de ver, una novela del todo indispensable, sobretodo para aquellos que sean adeptos al esplendoroso romanticismo y la fascinante ambientación de las novelas inglesas de mediados del siglo pasado.
En lo que a mí respecta y llevando la contraria a lo que promulga el protagonista de “Retorno a Brideshead” , siempre he creído que ningún tiempo pasado fue mejor, aunque a veces, se empeñe en llevarnos la contraria nuestra tozuda y desleal memoria.




(Domingo Nofuentes Hernández - febrero de 2016)


No hay comentarios:

Publicar un comentario